No era broma. Microsoft ha confirmado, por fin, que va a por el iPod de Apple en solitario. Hace algo más de un mes escribí sobre los rumores de este nuevo cambio de estrategia que ahora ya tiene nombre: Zune.
Zune serán los reproductores MP3 —también el nombre de las tiendas de música- de la compañía. Nacen, en cierta forma, condenados a ser «los iPod de Microsoft». Mal empezamos. Cuando utilizan un producto de la competencia para denominar al tuyo es que algo falla. Es como si Pepsi se conociera como «la Coca Cola de PepsiCo», la pesadilla de cualquier departamento de marketing. Hasta después del verano no conoceremos los detalles aunque se han adelantado algunas características y fotos de un prototipo. Zune tendrá un sistema inalámbrico de descarga de canciones, disco duro y una pantalla de gran tamaño. Esperemos que el diseño cambie porque, la verdad, es un espanto.
Decir que Microsoft va a desbancar a Apple del mercado de la música digital es casi tanto como decir que el MAC va a desterrar al PC de los hogares. Hoy por hoy, un disparate. Es poco probable que Microsoft consiga siquiera una posición notable dentro del sector pero la apuesta no es muy diferente a la que hizo, en su día, con la Xbox o con los PocketPC. La forma de jugar del gigante de Redmond es casi siempre la misma: aguantar años en un mercado, aunque se pierda mucho dinero, para desgastar a la competencia. Gracias a los ingresos de Windows y Office pueden permitírselo.
Robbie Bach y J. Allard, responsables del proyecto, pueden dar también la campanada con algún servicio de descarga o suscripción económico y más avanzado que iTunes. Nunca se sabe.
Lo que sí se sabe es que el reproductor no será compatible con las tiendas actuales de música que la compañía promocionaba y que utilizará un servicio de distribución diferente. Los perjudicados de esta historia, por tanto, son el resto de los fabricantes de MP3, como Creative o Samsung, que, borrachos de promesas, se acostaron con Microsoft creyendo que habían encontrado al compañero de cama perfecto. A la mañana siguiente se han despertado, han girado la cabeza y han descubierto que lo único que queda de Microsoft es un lío tremendo de sábanas y una nota que pone «Lo he pasado muy bien, ya te llamo yo».
Y es que me temo que los compradores de Zune, al menos en un primer momento, no serán los compradores de iPod, que creen firmemente en la marca, sino los que hasta ahora se habían decantado por las soluciones de otras empresas y que son bastante menos fieles, en parte gracias al mensaje que la propia Microsoft ha promovido durante los últimos meses: usa cualquier reproductor de música con cualquier servicio de música, no te ates. Habrá que ver ahora cómo justifican el fabricar un reproductor propio, atado y bien atado a un nuevo servicio musical exclusivo y cerrado.
Pero, ¿es que el iPod es indestructible? No, al iPod se le puede matar, pero no con las reglas del mercado de la electrónica de consumo, sino con las de la industria de la moda. El iPod, por mucho que a algunos les moleste, no es sólo un reproductor MP3 y no se vende por sus características. Hay muchos usuarios —muchos escriben en el foro cuando hablo del iPod- que no entienden cómo un reproductor más barato y con más funciones no se lleva al iPod de calle.
La respuesta es bastante simple, el iPod es un objeto aspiracional, un complemento de moda, un producto que hace crecer en el dueño el «orgullo» de poseer algo con cierta identidad, con alma. Un amigo lo resumió un día de la siguiente forma: «cuando dentro de 20 años encuentres el iPod en una caja del desván, te traerá recuerdos de toda una época. No te pasará lo mismo con ningún otro reproductor».
¿Matar al iPod? Sí, se puede. Sólo hay que esperar a que pase de moda, como el negro, las hombreras o el pelo cardado y tener listo otro producto capaz de levantar las mismas pasiones en todo el mundo. Nadie dijo que fuera fácil. Por ahora parece que le queda cuerda para rato.
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